(Miguel Bañón)
En vacaciones solía viajar sin rumbo y sin dinero, estaba bien en cualquier lugar, hasta durmiendo en el suelo. Caminar sobre la arena del mar, y volar detrás de una estrella fugaz. Apenas recuerdo el calor de aquel verano profundo en el que nos conocimos tú y yo, y nadie más en el mundo. Sígueme, vente conmigo esta vez, ya verás, aquí no se está nada mal, en el mar. Respiro el aire y retengo su olor, las algas tocan tu cuerpo, cae la noche y sólo el rumor de las olas rompe el silencio.