Los Marañones: Huércal-Overa, 15 de octubre de 1998

Huércal-Overa, 1998Salimos de Murcia para llegar allí a comer. Hemos quedado con MariCarmen que está allí dando clases. Llegamos al pueblo y buscamos un sitio para comer, dispuestos a darnos el gran banquete. La plancha está apagada. Vamos a otro. Platos combinados. Vale.

La feria de Huércal-Overa. Descargamos y probamos sonido. Súbeme la voz, bájame la guitarra, no oigo el bombo, etc. Luego nos vamos a la casa. Vaya, si aquí es donde se nos quedó colgada la furgoneta otra vez que vinimos, cuando tocamos en el Cambalache. Joaquín se pone las zapatillas y nos quedamos allí un rato viendo la tele. Es bueno que haya una casa.

Ahora nos vamos a cenar. Vamos al mismo sitio esperando que hayan encendido la plancha, y que no nos echen por pesaos: "¿Pero no os hemos dicho ya que no?" Está encendida, cenamos con la tele del bar puesta. Desgraciadamente tienen Canal Satélite y el dueño es muy nervioso con el mando. No hay forma de prestar atención a nada más de un minuto. Los cafés y al concierto.

Se supone que este es el último concierto de la temporada. Se cierra una época. Es otro macro. 4 grupos de por allí y nosotros. Gran escenario, derroche de luces, camerinos-roulotte, mucho equipo, ningún cartel a la vista en todo el pueblo, y unas cuantas personas desperdigadas por allí. ¿Quién organiza esto? ¿El Ayuntamiento?

Nosotros a lo nuestro. Al camerino-roulotte a ver qué se cuenta Catherine. Eh, esto es como una casa pequeñita. Qué agradable. Le faltan unos cuadros. Mira, si están aquí, los han quitado por si los vándalos del rock'n'roll los rompían. Vamos a ponerlos. Los otros grupos están en la roulotte de al lado y entran cada cinco minutos pidiendo cerveza, vasos, coca-cola, whisky y hielo (¿se dice "e hielo"? Suena fatal). Nadie toca el zumo de melocotón (de momento).

Empiezan VIL, y luego A La Bin Bon Band, buen nombre. Después vamos nosotros (en medio del sandwich, como decía un amiguete nuestro que tocaba después). En primera fila, al parecer, estaban todos los alumnos de MariCarmen. Después H3O, el grupo de nuestro amigo, que hacen unas versiones muy buenas de Hendrix y demás gente de esa calaña. Y para acabar los Templarios, que al parecer con este concierto se despiden de la afición.

De vuelta a la roulotte casi se ha acabado todo, queda algo de whisky pero ya no hay coca-cola. Pedrín se hace un combinado con zumo de melocotón. Está bueno, ¿queréis probarlo? Leche, está buenísimo. Tiene éxito y al poco todos están tomando lo mismo. Había que bautizar el invento. Melocotónica Le Whisky. Para la posteridad.

Vamos a dar una vuelta por la feria, venga. No hay noria, pero hay un "Pirata" de esos que te mareas. Desgraciadamente es muy tarde y está casi todo cerrado. ¡Eh, los coches de choque están abiertos aún! Cogemos un coche cada uno, Miguel, Pedrín, Joaquín, Turbina, MariCarmen y yo (Rafa vuelve al recinto ferial para controlar un poco todo aquello). Y a degüello. Son de los buenos, van rápidos y se levantan las ruedas al dar las curvas cerradas. Los choques frontales (no hagáis esto en casa, niños) son espectáculares, lo que significa que al día siguiente habrá más de un contusionado. Se acaba la ronda. En la siguiente se montan por parejas y los encargados les dan un toque: nada de choques frontales. Pues vaya.

Nos damos una vuelta por las "discotecas" de la feria. Media vuelta. Y a desmontar, cargar y a ver qué hacemos. No hay nada que hacer y nos vamos a dormir. Al día siguiente de vuelta a casa y a empezar a trabajar en el próximo disco.

Román.
Los Marañones